miércoles, 23 de septiembre de 2009
Ella está disfrazada de rica (de mujer alegre, feliz, completa), sin embargo la realidad es otra. Se puede ver a través de las ventanas de su alma (sus ojos) que es una mujer triste, melancólica, desdichada, y por supuesto incompleta. Todo lo bueno que tuvo alguna vez, fue momentáneo. Nunca nada le duró. Ni un beso, ni un te amo, ni una amistad. Siempre creyó que estaba condenada al eterno sufrimiento, sin poder borrar el pasado que tanto la atormenta día a día. Y las palabras le pesan, pero no más que los minutos. Todo lo bueno en su vida se lo llevó el viento, pero lo malo, lo doloroso, permaneció junto a ella, estancado como un barco en un muelle en pleno invierno. El dolor optó por quedarse a su lado, y ella no lo echó. Mantuvo siempre que fue una maniobra involuntaria del destino, que no le permite respirar, ni contemplar lo azul del cielo, ni disfrutar de su libertad, no tan barata. El tiempo es su peor enemigo... la soledad, su mejor companía.
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