domingo, 11 de octubre de 2009


Estoy bajo el mismo cielo, y brillan las mismas estrellas, pero las cosas no son igual a ayer.
Hoy es una fecha como cualquiera, pero es el día en que me doy cuenta que las cosas están cambiando y probablemente nunca serán igual.
Una duda en los cimientos, puede hacer que todo se caiga a pedazos.
Igualmente, mañana deberé despertar, y comer y respirar.
El cielo se abatirá sobre mí y el aire cálido me revestirá sin conseguir alterar la temperatura de mis frías manos. Será como un abrazo del mundo que ya no puede tocar mis sentimientos, porque éstos entraron en cortocircuito. Mis sentidos ya no aprecien lo que hay alrededor.
El hermoso sol que se ve tras las cortinas brilla para todos, indiferente a mi sufrimiento y agonía.
Y cuando la luz me despierte en la mañana, lo haré sin la seguridad y la confianza en algo que antes daba por sentado.
Era parte de mi vida como el agua y el aire.
Pensé que mi vida no seguiría sin su presencia, pero aquí estoy. Y el planeta no se cayó.
¿Qué pasos me salté para llegar a esto? ¿Qué medidas debería haber tomado? ¿A dónde se fue tanto amor?
Nunca lo sabré.
Sólo correré entre flores y mariposas repitiendo tu nombre como quien juega a las escondidas, pero diciéndolo en un susurro por alguien que ya nunca voy a encontrar.
Nunca vas a volver. Parece que ya está todo hecho y dicho. Siento que este es el final.
Si esto es una obra ficticia, hay muy mala escenografía.
Todo debería ser lluvioso, gris, opaco y frío.
Pero no, hoy es uno de esos días que podrían haber sido de mis preferidos.
Un buen cierre sería escuchar que por más de que no te vea, sigues conmigo.

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