domingo, 11 de octubre de 2009


Las mejores cosas se las lleva el viento. Acá nunca hubo nada bueno, sólo que yo no lo quería aceptar. Pedí que me despertaran si era un sueño, y ahora no puedo quejarme por estar atrapada en esta pesadilla.
Todo este tiempo estuve esperando por vos, pero una vez más las cosas no salieron como esperaba.
No veía una sola nube en el cielo, y ahora veo que todo estaba bloqueado.
Las posibilidades de estar con vos eran de uno en un millón y yo pensé que tal vez sí tenía suerte esta vez. Eras demasiado perfecto para ser real.
Me di la cabeza contra la pared. Y seguí intentando. Una y otra vez.
Me dejé humillar, desperté tus risas, sólo te di diversión. Y para todo encontré una excusa de justificación.
Y cuando parecía que al fin tomaba conciencia, venías con el lado que me gusta de vos. Me rendía, o mejor dicho volvía a jugar.
Miles de veces pensé que había tocado fondo. Pero me fui sumergiendo más y más.
Y parecía que faltaba tan poco para llegar, que no tenía ningún sentido abandonar todo allí. Pero ya no puedo más. Es necesario aceptar que todo fue en vano, y que necesito salir a la superficie para pensar con más claridad.
Cómo llegué hasta este punto sin siquiera mirar lo que dejaba atrás?
Yo preguntaba dónde estaba la trampa esta vez. Y ahora que lo sé me arrepiento de haberlo querido saber.
Me esforcé tanto por verme en tus ojos. Y ahora veo que son los ojos claros más oscuros que vi en mi vida.
Me estrellé contra tus brazos y en ellos me deje caer. Y porque vos me sostuviste, pensé que siempre lo volverías a hacer.

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